sábado, 4 de febrero de 2012

Propiocepción: El sexto sentido.





Es posible que alguna vez te hayas preguntado por qué sabes lo que estás haciendo con las manos a pesar de no estar viéndolas, o por qué sabemos todas las tonterías que hacemos cuando estamos a oscuras en una habitación y los colegas no pueden vernos.

La culpa de esto la tiene el sistema propioceptivo, que contiene unos receptores nerviosos (propioceptores) formado por receptores de la pielórganos tendinosos de Golgi y receptores en los ligamentos y músculos, que se encargan de calcular la tensión y estiramiento muscular y mandar la información al cerebro para su posterior procesamiento. 


Ahora imagina que de repente, tras un accidente traumático, tu sistema propioceptivo resulta gravemente dañado, perdiendo gran cantidad de capacidades físicas y el resto de ventajas de la propiocepción. Imagina perder coordinación, equilibrio, tiempo de reacción... No saber donde se encuentran tus brazos si estos están fuera de tu rango de visión, o no poder caminar a menos que estemos continuamente mirando a los pies para poder tener constancia de que existen. Imagina no ser capaz de andar a pesar de tener completas facultades físicas, en definitiva; saber que existes, pero no sentirte.

 Esta es la historia de “La dama desencarnada”, uno de los temas de El Hombre Que Confundio a Su Mujer Con Un Sombrero de Oliver Sacks, que enumera veinte casos aparentemente incurables de enfermedades neurológicas y sus estrambóticas historias. Esta chica finalmente consiguió llevar una vida aparentemente normal a pesar de no recuperar nunca la propiocepción. Tuvo que aprender a sentarse, a andar o a coger las cosas sin mirar, e incluso a rascarse la espalda, pero sus movimientos seguían resultando poco naturales, artificiales, estudiados. Aprender a convivir con esto debió ser muy duro.

Le encantan los coches descapotables, en los que puede sentir el aire en el cuerpo y en la cara (la sensación superficial, el roce leve, sólo está ligeramente deteriorado). “Es maravilloso”, dice. “Siento el aire en los brazos y en la cara, y entonces sé, vagamente, que tengo brazos y cara. No es lo que debería de ser, pero es algo... levanta este velo mortal y horrible durante un rato.”




FUENTES:
El Hombre Que Confundio a Su Mujer Con Un Sombrero
Wikipedia: Propiocepción
efisioterapia.net: Propiocepción

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